Los discípulos piden al Señor que aumente su fe, como si la fe fuera cuestión de cantidad. Jesús les recuerda que lo decisivo no es cuánto se tiene, sino en quién se pone la confianza. Una fe auténtica, aunque pequeña como un grano de mostaza, puede abrir caminos imposibles. Es una fe que no se apoya en las fuerzas humanas sino en la fidelidad de Dios. Al mismo tiempo, la enseñanza sobre el siervo que cumple su deber invita a comprender que la fe no es un privilegio para reclamar méritos, sino una forma de vivir en gratuidad. Todo lo que hacemos es respuesta al amor recibido.
Dibujo: Patxi Velasco FANO
Texto: Fernando Cordero ss.cc. Ver menos
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